10 de abril de 2022

NIEBLA

No tenía nada de especial, pero su presencia llenaba toda la estancia. Su sonrisa amable, su mano tendida y esos ojos chispeante que invitaban a volar hacia el infinito junto a él, desarmaban a cualquiera que estuviera a su lado.

Un buen día dejó de llamar a mi puerta. Creyendo escuchar sus pasos por la acera, inconscientemente salí de casa y me adentré en la oscuridad de la noche, ante mis ojos una pesada niebla se iba adueñando lentamente de las calles. Era una maldita metáfora de mis miedos, se había llevado la luz que alumbra los sueños. Para escapar de la niebla seguí avanzando, pero a cada paso que daba se volvía más espesa, estaba perdida en la oscuridad, a mi alrededor sólo existía un vacío de niebla y frío.

Volví la mirada buscando una luz que me guiara de vuelta a mi hogar pero no había nada, la casa, la calle, las farolas, todo había desaparecido, la niebla y la nada me envolvían en mortal abrazo . Un escalofrío recorrió mi cuerpo, el vacío era lo único real e intangible que existía, me estaba diluyendo en jirones de niebla. Un ruido agudo y chirriante detuvo el tiempo, sentí como el peso de mi brazo se levantaba hacia ese sonido lacerante, de pronto, un golpe seco me sobresaltó, el despertador había caído rodando por el suelo, la realidad volvió a existir cuando logré alcanzar el interruptor y una luz cegadora agredió mis ojos soñolientos. La niebla había desaparecido y en su lugar quedó la certeza de que él jamás volvería.  


Foggy Fifth Avenue desde el Saint-Regis, 1905
Alvin Langdon Coburn

4 de marzo de 2022

MI PIEL ES LA QUE HABLA


Deseo, anhelo, añoro, extraño tu piel. Subir mis dedos por tus fibrosos brazos apenas rozando el vello, llegar hasta el lóbulo de tu oreja mientras mi boca busca nerviosa tus carnosos labios entreabiertos. Esculpir con mis manos tus hombros y tu pecho, los ojos cerrados mientras mi cuerpo desnudo tiembla ante tu proximidad y mis pechos, erguidos, rozan tu fornido torso. En un abrazo, aprisionas mi cintura, recorres con tu mano mi espalda, provocándome un escalofrío y llegas al abismo de mis sienes. Enrollas mi pelo y lo sueltas dejándolo caer sobre mis senos, excusa perfecta para retirarlo y pellizcar tiernamente mis pezones. Tus manos no descansan, contorneas mi pecho mientras yo saboreo el dulce aroma de tu aliento. Cruelmente me privas de tu boca y con tímidos besos la obligas a bajar por mi cuello, ella se revela con delicados mordisquitos, pero tú buscas un premio más suculento. Firmemente sujetas mis pechos con tus cálidas y fuertes manos para que no puedan huir de tu boca hambrienta. Golosamente lames un pezón, luego el otro, muerdes, aprietas, pellizcas y mi cuerpo te desea con tanta vehemencia que necesito coger tu miembro viril, erecto, inflamado de deseo. Espero impaciente tu embestida, no, aún no ha llegado el momento, te recreas y torturas mi cuerpo. La flecha húmeda de tu lengua baja lentamente por mi vientre, besas mi ombligo, acaricias el bello de mi pubis. Tus dedos, insolentes, se adentran en la misteriosa cripta que esconden mis muslos, el tesoro les aguarda con ansiedad y tú, sin piedad, lo subyugas. Besos húmedos saborean mi sexo, tu lengua busca ese botón dorado que sublima mis más arcanos deseos, tus dedos indagan en las profundidades de mi cuerpo, placer ardiente que me quema, jadeos entrecortados reclaman ansiosamente esa consagración carnal que tus manos presagiaban.

Ahora sí, siento como tu miembro entra dulcemente dentro de mí, me invita a un baile cadencioso de balanceos, subidas y bajadas, acelerando paulatinamente el ritmo, penetra insistentemente hasta llevarnos al éxtasis total, clímax de espaldas curvadas, mezcla de humores íntimos, lazo carnal que nos eleva a un universo insondable, a tiempos ancestrales donde la razón humana es anulada por ritos paganos de comunión con la naturaleza, donde el mundo de los sentidos deja despertarse al animal salvaje que anida en nuestro subconsciente.

Agotado y sudoroso, te derrumbas sobre mí, beso tu frente perlada y te sonrío, coges mi mano y la besas dulcemente, una vez más se ha producido el milagro. Amor imperecedero que sobrevive a todos los recuerdos.

 

6 de febrero de 2022

UN AÑO EN BLANCO


Se me fue 2021, ¿asomada a la ventana? tal vez. Un año de cambios radicales, el horizonte es distinto, las calles por las que paseo han cambiado y el equilibrio del espacio que habito amenaza con derrumbarse cada día. No es miedo, es un estado de alerta constante, una aventura en la que en cualquier minuto puede producirse un giro en mi/tu/ nuestra historia. Nada, alegría, tristeza, decepción, esperanza, no siento nada. Sólo observo como fluye el tiempo, como se suceden los días estando presente en cada momento. He dejado de asistir a mi vida desde la butaca de un cine, saboreo cada momento de mi triste existencia, dulce o amargo, qué importa, soy consciente de todo lo que me sucede y no espero nada, todo está bien así, he cumplido uno de esos deseos que piensas imposibles. El resto, de príncipes o héroes, que elija el destino. 

Fotografía- Edouard Boubat

 

11 de noviembre de 2020

MARIPOSAS EN EL CORAZÓN

No, no es así, se dice "mariposas en el estómago", ya lo se, pero es que yo las tengo en el corazón. Igual esto es un principio de infarto y yo en lugar de irme a urgencias me pierdo en divagaciones poéticas. Realmente noto como revolotean sus alas de mil colores en mi pecho.

Tan solo el haber soñado contigo me tiene alterada todo el día, fue tan real la sensación que no pudo ser sólo un sueño mío. Tal vez algún ser mágico, enternecido por este tormento, decidió unirnos en una dimensión extrasensorial efímera. Ese amor imperecedero en el tiempo, adormecido en tu interior, esos besos de reencuentro, esa sensación de estar arropada por tus brazos, sentir tu cuerpo pegado al mío, es imposible que haya sido un sueño. Necesito materializar estas palabras para que mañana, pasado o dentro mil años, cuando haya perdido la memoria, pueda volver a sentirlo. Que ganas de hablarte, de decirte que te necesito, que quiero tocar tu piel, besar tus labios, sentir tu fuerza, ¡Dios! ¡Cómo me cuesta saber que estás al otro lado de la red y no puedo decirte nada! Tengo miedo de que en cualquier momento salgas volando como un pajarillo asustado y nunca más volver a saber de ti, que te suceda algo y se quede muda tu cuenta en cualquier red social. 


El dolor que siento al despertar y descubrir que tan solo ha sido un sueño se compensa con esa sensación de felicidad plena que me embarga al haberte tenido mientras dormía. No importa, siento que estas conmigo e imagino que en algún momento del día piensas en esa persona anónima que soy yo para ti, ¿sientes curiosidad por saber quien soy? o realmente hace tiempo que lo has descubierto, es posible, me cuesta mucho no desvelarte mi secreto y si no lo hago es por ese miedo a perderte para siempre. Aunque no te tengo sé que estás ahí, al otro lado y con eso es suficiente para mí.




Mujer en la ventana

Mujer en la ventana, 1930
Edouard Boubat, París



27 de junio de 2020

MONZÓN

"Hombres, mujeres y niños, todos, hasta los animales, observaban ansiosamente el cielo. Por lo común se levanta un fortísimo viento pocos días antes de que estalle el monzón.

9 de abril de 2020

VENTANAS


Ya era la hora, tenía que asomarme a la ventana, aplaudir, vitorear, dar las gracias, y yo sólo podía pensar en esa figura geométrica rectangular que violentamente me mostraba la existencia de un mundo perturbador.
Ventanas, protagonistas secundarias de una Pandemia que recordaremos como un paréntesis en nuestras vidas.
Espejos inciertos de una realidad, escaparates que ocultan al mundo el drama de infinitas vidas.
Ventanas plagadas de protagonistas anónimos que dirimen día a día como rellenar las fisuras que van minando su existencia.
Ventana, agujeros en el aire que nos invitan a lanzarnos al vacío.Sólo son ventanas, declaración notoria de nuestro cautiverio.

- Yo misma. Día no lo sé de confinamiento. 





Barrio latino.
Fotografía de Edouard Boubat.

DESDE MI CONFINAMIENTO


Cuando en los libros de Historia se hable del virus que cambió el mundo, necesariamente tendrán que explicar como fue la vida detrás de una ventana.


El cuento de terror se hizo realidad, las calles desiertas, todos secuestrados en nuestras viviendas, descubriendo de nuevo lo que era estar encerrados entre cuatro paredes con seres que apenas conocías. El escaso tiempo que la rutina diaria nos dejaba coincidir, entorno a una mesa en la cena o bien compartiendo apresuradamente el cuarto de baño por las mañanas, nos había convertido en unos extraños. Ahora nos veíamos obligados a deambular por un piso de apenas 80 metros cuadrados, sin una mísera terraza para salir a demostrar a los vecinos lo guay que éramos.
¿Alguna vez tuvimos algo en común?
- Baja la tele, no me dejas leer, ¡dios! ¿cómo puedes estar viendo esa mierda que ponen en Tele 5?
- ¿También te molesta lo que veo en la tele? Pues vete al dormitorio si quieres leer o mejor, enciende el puto ordenador y vete a escribir jilipolleces para que las lea todo el mundo.
¡Sólo había pasado una semana! Al principio era igual que en Año Nuevo, todo planes, proyectos, horarios estrictos......ejercicio físico, infinitas actividades, frenesí por ordenar, limpiar, aprendes, ver, leer y al día siguiente ya se hacia espeso el ambiente en casa,
Desidia, aburrimiento, insomnio, frustración, todo daba igual, ¡problemas del primer mundo!
El verdadero virus lo llevábamos dentro y ya, después de todo esto, nada volverá a ser igual. Lloraremos por todos los que se nos han ido en soledad, pero los que nos quedamos tendremos que responder a preguntas que ni siquiera antes nos habíamos planteado.

- Yo misma, día 20? (perdí la cuenta) de confinamiento -



Interior
Alejandro Caballero