9 de octubre de 2022

Tardes de estío en Madrid

Tarde soñolienta bajo los cielos de Madrid,
ruidos estridentes y olores confusos quiebran la paz de la oscura alcoba.
Te leo y por cada palabra no pronunciada, una espina perfora la arcaica cicatriz.
Dudas, temor y celos se posan en el vacío de la almohada, 
absurda lágrima de una quimera infundada que amenaza con brotar.
Corazón, ponte de nuevo la coraza, coge la lanza y lucha por la libertad de tu alma.
Corazón, no dejes que venza el impío guerrero del alba.
Tarde soñolienta, tarde de hastío en el ardiente agosto,
perlas de sudor cubren mi cuerpo desnudo que anhela tus caricias.
Espero ansiosa una llamada que me saque de este infausto desvelo,
me responde el silencio de un vacío que augura tu indolencia.
Corazón, no sufras, no mendigues una caricia, una palabra de amor.
Corazón, ponte en pie y busca nuevos destinos.
La tarde pasa lentamente y el sopor de la mente agotada me invade.
Es tarde, demasiaso tarde y espero las luces del alba para llenar de gozo mi vida.